Embarazada por violación dos veces; Esto es lo que mis hijos me han enseñado.

               Escrito por Natalie, Publicado por Defensores de la vida con su permiso.

Agosto 14 de 2010, estaba super emocionada por un nuevo capítulo en mi vida que empezaba. 

Me acababa de mudra a mi nuevo hogar y a punto de empezar mi primer año en la universidad.  Pensaba que el mundo era mío para conquistar y nada estaba en mi camino.A las dos semanas de empezar mi primer año en la universidad, estaba con unos nuevos amigos que había conocido y como a las 6 de la tarde me invitaron a una fiesta local.  Yo no había tenido relaciones sexuales con nadie, pues me estaba reservando para mi futuro esposo; tampoco había usado alcohol y drogas jamás. 

Sabiendo que yo no tomé nada de alcohol o drogas, fue claro que lo que me ocurrió fue una violación.  Siendo nueva en el campus, estaba devastada porque no sabía qué hacer o a quién acudir.  Terminé diciéndole a unas chicas de la comunidad que iban a la misma universidad y ellas me llevaron al hospital local en donde me atendieron y pude hablar con las autoridades. 

Me ofrecieron la píldora de Plan B, pero como no sabía qué era; decidí no tomarla. 
Mientras crecía siempre escuché que era muy difícil embarazarse en una violación, así que no sentí la necesidad de tomar Proventil

La violación inicialmente me robó la vida.  Tuve que luchar con ansiedad, estrés prostraumático y depresión.  Terminé dejando la escuela.  Sin familia o amigos en el área, me quedé sin hogar.  Poco después de eso me enteré de que estaba embarazada. 
Creciendo en una familia relativamente liberal, siempre consideré el aborto como algo permisible. 

Yo no tenía a nadie; me sentía sola y asustada así que fui a Planned Parenthood pensando que ellos me ofrecerían soluciones a mi problema, pero sólo ofrecieron terminar con el embarazo.  La única alternativa que me dieron fue tiempo para pensarlo.

Sin tener a nadie que me enseñara otro camino, fui y aborté a mi bebé.

Me dijeron que no era algo grave y les creí.

Después de unos meses empecé a tener remordimientos por lo que había hecho, aunque no podía expresar mis sentimientos con palabras. En lugar de eso busqué acallarlo con alcohol y drogas. 

Tuve tendencias suicidas y pasé tres años sin hogar y en las calles. 

En el verano de 2012 mientras vivía con otras personas en un campamento para personas sin hogar, conocí un hombre joven y nos hicimos amigos.  Eso era todo lo que nuestra relación era – una amistad. Nada más. 

Una noche él decidió tomar más de lo que yo quería dar.  Este evento llevó a mi segunda violación. 

En mi mente había demasiados pensamientos corriendo por mi cabeza.  Sabía que tenía que lidiar con esto de manera diferente así que busqué a una mujer joven que había conocido en la universidad años antes.

Yo sabía que ella tenía una relación con Jesús.  Aunque yo no lo sabía aún, ya sentía la necesidad de Su presencia en mi vida.

La busqué por Facebook, y siempre recordaré la primera cosa que ella me dijo. 

“Por favor habla conmigo…si estás embarazada yo te acompañaré a cada paso”

Solo unas semanas después ella regresó de sus vacaciones de verano y confirmamos que efectivamente estaba embarazada de la violación.  Al enterarme de que otra vez estaba embarazada, me sentí enojada; no sabía contra qué o contra quién, pero sabía que había ira en mí.  Mi mente inmediatamente saltó hacia el aborto, pero después recordé el dolor de perder a mi primer bebé y lo que eso le había hecho a mi vida.

Ella y yo decidimos hacer una cita en el Centro de Embarazos de Crisis, donde pude escuchar el latido del corazón de mi bebé por primera vez y el sentimiento es indescriptible.  Era como si Mozart hubiera escrito una nueva sinfonía sólo con el latido de esa pequeña niña.  Fue en ese momento que supe que no podía tener otro aborto. 

La decisión de tener a mi hija cambió mi vida para siempre en la mejor manera posible.  El 11 de abril de 2013, mi hija que hoy tiene 5 años, nació.  Ella era la persona más dulce y más amorosa que he conocido.  Ella era MI hija; una hija de Dios y un regalo invaluable del Cielo.

Estoy increíblemente bendecida con su presencia cada día de mi vida y es un privilegio el criarla.

La forma en que fue concebida no determina el valor de su vida, o las cosas que ella será capaz de lograr (esta pequeña quiere ser doctora).  Estoy tan feliz de que no la aborté.  Estar sentada en Planned Parenthood por 30 minutos se sintió como una eternidad, pero los 30 segundos que me tomó salir de ahí cambiaron mi vida y la de mi hija para siempre en la mejor forma posible.


Sí, la violación es extremadamente dura, pero he estado en ambos lados del espectro y puedo garantizar que tener a mi hija me ayudó a crecer como persona y a sanar del dolor del pasado.  Soy increíblemente afortunada y no puedo esperar por todas las cosas que Dios tiene planeadas para nosotras.  Soy la generación pro-vida.

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