Sin hogar y embarazada a los 17, Renee ahora tiene su propia casa y está estudiando la universidad.


Por Jen Taggert para  Noticias de Apoyo a Embarazos
Traducido por Ana Correa para Defensores De La Vida


Renee estaba sola y asustada cuando se embarazó de Maggie a los 17 años, hace casi 10 años.  Su novio la había cortado y ella sabía que sus religiosos padres nunca aprobarían tener una hija adolescente y madre soltera.

Considerando el aborto, pero recurrió al Centro de Embarazos de Greater Toledo en el noroeste de Ohio. 

“Esperaba que fuera algo que simplemente pudiera olvidar y que nadie se enterara” dijo Renee.  “Y así podría seguir mi vida y nadie me juzgaría por estar embarazada a los 17 y seguir yendo a la iglesia los domingos”.

Cuando la enfermera del centro confirmó que Renee estaba embarazada –de 10 semanas—le mostró a Renee un modelo de cómo se veía su bebé Maggie en esa etapa. 

“Recuerdo ver el molde y ver sus ojos y su boca y las manitas y los pies y las piernas y pensar ‘esto no es un cúmulo de células’” dijo Renee. “Y ahí estaba este pequeño bebé dentro de mi y yo ya era una mamá lo quisiera o no.”

La enfermera de dio a Renee información sobre clases para padres, pero Renee tenía mucha vergüenza de admitir que estaba considerando el aborto.

Pero el Señor llevó a Renee por otra dirección.

Cuando los padres de Renee se enteraron de que estaba embarazada, y que planeaba tener al bebé y criarlo, se quedó sin hogar.  Su vida cambió dramáticamente.

Por las siguientes seis semanas, Renee vivió en su auto.  Para mantenerse a ella y a Maggie, se salió de la escuela y tuvo varios trabajos –incluyendo un camión de helados, un invernadero, tienda de mascotas –y otros trabajos raros como limpiar casas. 

Muchas veces ella dormía en estacionamientos de tiendas 24 hormas como Walmart.  Ahí Renee se sentía segura sabiendo que no era la única en el estacionamiento.  Pero todo eso cambió cuando su tía se enteró de lo que ocurría y la invitó a vivir con ella. 

Enfocada en proveer para su bebé, Renee fue a la iglesia con su tía y una de sus amigas, pero sólo para ganar puntos para pedir recursos a la Boutique de Bebés que tenían. 

“Cuando tuve a mi bebé y terminaron las clases para padres, el Señor me mostró que sin importar cuántas clases hubiera tomado, no podía hacer esto sola, sin Él” Renee dijo. 
Fortalecida con su fe renovada, el trabajo de Renee rindió frutos.  Se reconilió con sus padres y usó el dinero que había ganada para comprarles su casa. No sólo eso, Renee comenzó a asistir a su antigua iglesia de nuevo.  Buscaba usar su experiencia para glorificar a Dios y recordó cuanto amor sintió en el centro de embarazo. 

Inspirada por ese amor, Renee decidió buscar un grado en sonografía en la Universidad Comunitaria de Owens y convertirse en radióloga, y hace dos años, consiguió trabajo en el Centro de Embarazo de Greater Toledo – el centro que no sólo salvó la vida de su hija Maggie, sino en el que también encontró su vocación personal. 

Ahora que Maggie tiene siete años y Renee está a un año de graduarse, espera poder proveer ultrasonidos gratuitos como voluntaria y tal vez, algún día abrir un centro de embarazo propio. 

“Decidí regresar a la escuela y convertirme en radióloga para poder trabajar en un ambiente como el del centro de embarazo y compartir la Gracias de dios con otras mujeres que estaban en la misma situación en la que yo estuve”, dijo Renee.  “Y tal vez llegar a alguna jovencita de 17 años, embarazada que no sepa que hacer y mostrarle las bendiciones que Dios tiene para ella”.

Nota del Editor:  Este artículo originalmente apareció en Noticias de Apoyo a Embarazo el 17 de julio de 2018, y se reimprime con su permiso.

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