Los doctores dijeron que las dos podíamos morir, pero elegí la vida para mi hija
Por Stefanie Johnson | 1º de febrero de 2018, 9:15 a.m. Live Action
Traducido por Ana Correa para Defensores De La Vida
Cuando nos enfrentamos con una terrible situación de vida o muerte, elegí la vida.
Tengo 4 hijos -los tres mayores son niños y la más joven es niña, sus edades son 16, 11, 10 y 6. Antes de que naciera mi tercer hijo (el niño más joven), mi útero se rasgó. Afortunadamente, ya estábamos en el hospital. Cuando es ocurrió, los doctores nos dijeron que no sería una buena idea tener más hijos porque yo ya no sería capaz de llevarlos en mi vientre. ¡Tenía, lo que se llama, una “ventana uterina!, que es un área del útero que es tan delgada, que literalmente se puede ver a través de ella- probablemente el resultado de mis tres hijos nacidos por cesárea. Mi hijo de 10 años nació el 17 de diciembre de 2007.
Posteriormente, justo poco más de tres años después, a principios de 2011, me enteré de que estaba embarazada de nuevo. Recordé lo que mi anterior médico había dicho. Fui a verla de cualquier forma, esperando que hubiera pasado el suficiente tiempo, y esperando que mi útero hubiera tenido tiempo de sanar y hacerse más fuerte.
Desafortunadamente, la doctora no lo pensó así. Nos dio a la bebé y a mí de 1 a 50% de probabilidades de sobrevivir. También dijo que, si yo decidía quedarme con la bebé, que ella no podría seguir siendo mi médico, porque era un riesgo muy alto. Para hacer la historia más breve, obtuve una segunda opinión. Después de una revisión cuidadosa de mis registros médicos, el otro obstetra llegó a la misma conclusión. Yo estaba asustada y fuera de mí. Tenía todos estos pensamientos en mi mente.
¿Qué debo hacer? Tengo tres niños en quien pensar, tengo una familia en quien pensar. ¿Debo arriesgarme a dejar a mis hijos sin su madre? Pero ¿qué tal sí..? ¿Qué tal si todo está bien? Yo no creía en el aborto.
La autora y sus cuatro hijos
Tenía tanto miedo que hice una cita en la clínica de aborto, fui y pagué el dinero, me sacaron sangre, y me senté ahí a esperar que me llamaran. Recuerdo sentirme vacía por dentro y tan triste, mientras miraba a mi alrededor en esa sala de espera llena. Todo lo que veía eran chicas jóvenes con sus madres.
Recuerdo haber pensado que eran demasiado jóvenes para estar en esa situación. Me preguntaba si habían sido obligadas por sus padres, si tenían algún tipo de sistema de apoyo. Comencé a orar fervientemente mientras esperaba. Cuando miré hacia arriba, vi a alguien, a quién después supe que era un pastor que estaba orando en la banqueta. En ese momento escuché una voz que me decía que todo iba a estar bien. Escuché a la voz decir “Confía en mí.”
Nos levantamos, nos devolvieron nuestro dinero y nos fuimos. Hablamos con el pastor, quien nos dijo quién era. Le dijimos sobre nuestra situación y oró con nosotros.
Nos fuimos y buscamos un médico especialista en alto riesgo que pudiera tomar mi caso. Encontramos un Grupo Materno Fetal en Nashville, y después de reunirnos con ellos, accedieron a llevar mi caso. No prometieron nada, pero dijeron que harían lo mejor que pudieran. A veces, mis citas eran cada semana, a veces cada dos semanas. Cuando las cosas iban bien eran cada mes. Medían la densidad de mi útero en cada visita y hacían un ultrasonido en cada visita
La autora con su hija Gabby
Yo sabía en mi corazón que todo estaría bien cuando escogí la vida, pero aún tuve malas reacciones por parte de familia y amigos. Pero yo tenía paz en mi corazón. Estuve exhausta y enferma casi todo el embarazo. Tuve varias visitas a la sala de emergencia, ya que me deshidrataba y también tenía dolor, y un constante miedo de que el bebé se iba a desprender.
Oré y oré a Dios y le pedí una niña, pues ya tenía tres niños; como si no fuera suficiente que le estaba pidiendo salvar mi vida y la de mi bebé. A las 18 semanas supimos que esperábamos una niña.
Gabby en su cumpleaños
¡Estuve en reposo absoluto durante varias semanas anteriores al nacimiento, pero ella nació sana a las 38 semanas el 30 de diciembre de 2011! ¡Gabriella Grace, tiene 6 años ahora y no nos podemos imaginar la vida sin ella! Realmente creo que Dios me dio una niña porque yo confié en Él y escogí la vida.
Lo mejor es “estar tranquilos” y escuchar a Dios porque Él está ahí; Él está escuchándote y está listo para responder tus oraciones. Espero y oro por que mi historia pueda ayudar a otros que pasen por situaciones similares.
Nota del editor: Si te sientes presionada para abortar, o tienes preguntas sobre el embarazo o el aborto, presiona aquí.
Comments
Post a Comment