Le dijeron que abortara en tres ocasiones distintas, pero Heather decidió dejar vivir a sus hijos
Me crié en un hogar abusivo, y siendo adolescente juré nunca traer hijos a un mundo tan horrendo- una perspectiva influenciada directamente por mi crianza.
La inhumanidad de este mundo una vez más cuando fui brutalmente violada por mi novio, que me maltrataba. Esa violación me destruyó, y pese a estar tomando anticonceptivos, quedé embarazada producto de ella. Viniendo de un ambiente muy pro-aborto, no veía otra salida a esta situación que no fuera el aborto.
Las cosas fueron de mal en peor cuando mi violador descubrió que yo estaba embarazada. Me encontró, me molió a golpes y me estranguló. Recuerdo haber sentido a mi bebé moverse por primera vez justo antes de quedar inconsciente.
Cuando me desperté en el hospital y relaté todo lo que estaba pasando, me preguntaron si quería hacerme un aborto. Recordando que había sentido moverse a mi bebé, me negué a interrumpir el embarazo. S la vida de mi hija salvó la mía en toda forma imaginable. Mi bebé era tan inocente de todo como yo.
En retrospectiva, puedo decir con toda seguridad que mi hija Alexandria me dio un propósito. Ella era lo que yo necesitaba para vivir y crecer; me ayudó a sanar y a ver la belleza que antes no veía.
Cuando mi hija tenía cuatro años, me casé con un hombre llamado Jeremy, que la aceptó como si fuera suya. Mi esposo y yo queríamos darle un hermanito a nuestra hija, y para sorpresa nuestra yo ya estaba embarazada porque había fallado el DIU. Desafortunadamente, tuve un embarazo difícil. Me diagnosticaron hiperémesis gravídica, pancreatitis aguda causada por cálculos biliares y colestasis. Como mi salud se deterioraba rápidamente, los médicos sugirieron que me hiciera un aborto; cuando dijimos que no, dijeron que en el mejor de los casos me tendían que inducir el parto antes de tiempo y operarme inmediatamente.
Nos llevaron en avión ambulancia a Portland, donde recibimos la atención que necesitábamos. Tristan nació el día de mi cumpleaños y era absolutamente perfecto.
Con mi tercer embarazo, pensamos que por fin íbamos a tener un descanso. Todo parecía ir bien; sin embargo, a las 24 semanas supe que algo no estaba en orden. Me hicieron exámenes y vieron que tenía colestasis otra vez, pero además la ecografía arrojó algo anormal con mi bebé. Había un agujero negro en su estómago, y se determinó que tenía un pseudoquiste meconial. Sus intestinos se habían roto y su cuerpo había formado un quiste calcificado para retener el meconio. Los especialistas nos dijeron que no viviría y que yo tenía que abortar antes que el saco se rompiera y me diera una septicemia.
Me negué y firmé los papeles que decían que había decidido continuar con el embarazo contra las órdenes médicas. Hicimos un viaje de dos horas en auto y con nieve para ver especialistas, que vigilaron el quiste de cerca.
A las 28 semanas entré en trabajo de parto activo súbitamente. Cualquier padre o madre espera escuchar el llanto de su bebé cuando llega al mundo, pero cuando nació Gideon, estaba morado y no lloró. El pánico en el aire se podía cortar con un cuchillo, y se lo llevaron por lo que a mí me pareció una eternidad. Soportó una cirugía de urgencia, pero aun así los médicos no esperaban que sobreviviera. 18 meses y 11 intervenciones después, nuestro hijo está feliz, sano y superando todos los hitos importantes del desarrollo para su edad.
Si fuiste violada y estás embarazada, Alexandria fue mi diamante en bruto y me ha traído la sanación que un aborto me hubiese quitado. ¡No dejes que el aborto te impida sanar! ¡Si no te sientes capaz de criarlo, dalo en adopción! Si recibiste un diagnóstico materno o fetal, no cedas a la presión de abortar. Sí, quizás haya que adelantar el parto, pero después depende de tu bebé salir adelante ¡Los niños prematuros y sus madres superan los pronósticos todos los días!
Sé que estás asustada, pero espero que mi historia te motive a darle a tu bebé la oportunidad de vivir. Tiene mucho que ofrecerle al mundo y enseñarte. Jeremy y yo estamos esperando nuestra cuarta hija y no podríamos estar más contentos con nuestra hermosa familia. ¡Ver a nuestros hijos interactuando nos hace tan felices! Cada embarazo tuvo sus propios desafíos, pero Jeremy y yo hemos crecido como pareja y como padres a través de ellos. No podemos imaginarnos nuestras vidas sin ellos, y estamos muy agradecidos de que nuestra familia no haya tenido que lidiar con el dolor del aborto. Esperamos que la tuya tampoco tenga que hacerlo, y que si ya lo está haciendo, puedan encontrar la manera de sanar.
El testimonio de Heather,editor y blogger en Life Defenders
traducido para Defensores De La Vida por Gabriella Statt
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